Sinopsis:

Antoinette Cosway busca crear un mundo propio, a medias entre los modales distinguidos de su familia británica y las misteriosas vidas de los isleños jamaicanos. Un joven inglés se casa con ella, pero después del matrimonio empiezan a circular inquietantes rumores sobre el comportamiento de su esposa.

Reseña:

Este libro se supone que es una Precuela de Jean Eyre de Charlotte Brontë. En ella deberíamos conocer la vida de Bertha, la primera mujer de Eduard Rochester cuando vivía en Jamaica.

El libro se divide en tres partes: la primera es la infancia de la protagonista; la segunda es su matrimonio y la tercera es su último año en Thornfield (el otro lado de las escenas que salen en Jean Eyre).

Se suponía que esta historia nos tendría que contar como era la vida de la primera esposa de Rochester. Y en la primera parte de la novela así es, en esa parte nos cuenta su infancia llena de traumas y de dolor. Pero es la parte más interesante de toda la novela. Por que en la segunda parte es el joven inglés quien cuenta su visión de Jamaica y su joven esposa y se supone que debemos conocer al joven Rochester, pero que no se ve para nada reflejado en el personaje que ya conocemos. Ni el personaje ni la propia historia que él cuenta. Y bien que es su versión y esta se supone que es la realidad, pero no tienen sentido en esta historia.
Por que se supone que el libro es sobre ella, Antoinette, pero la mayor parte del libro esta narrada desde el punto de vista del inglés, del que no se dice el nombre en ningún momento en todo el libro.

Descubrimos que es la mujer de Rochester cuando llegamos a la tercera parte y vemos que habla de la señora Poole y de Leah, personajes de Jean Eyre, y que complementa las escenas desde lo que sería su punto de vista.

La forma de estar escrito es rara. No hay capítulos, se separan las escenas por espacios y no te explica el paso del tiempo. Además, las acciones de los personajes son confusas y complejas. La locura de Antoinette no está bien especificada. Hay motivos por los que lo pasa mal desde su niñez, pero el carácter de ella es bastante peculiar desde el principio.
No solo me parece mal que el Rochester que conocemos no se refleje en esta versión más joven, si no que pone a los autóctonos de las islas como personas vagas, rencorosas y maliciosas. Parece que no hay un hombre ni un nativo bueno.

Por eso y por mil cosas más se lleva dos con setenta y cinco estrellas, y no tiene menos porque es entretenido, en su mayor parte, y rápido de leer, al menos la primera parte del libro es muy interesante.

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